Duele tanto el desconcierto, como la nada misma.
Reconstruir algo que nunca fue, inventar teorías.
Caminar descalza entre escombros
y sucumbir ante el hallazgo
insolente
de la inexistencia.
De lo que creía que era.
Y que no es.
Se derrumban mis quimeras
con tus demoledoras palabras,
con tus actos destructores,
con tus verdades como puños.
Toneladas de evidencias
llueven sobre mí
y yo tan ciega.
Tan inoportunamente previsible.
(miércoles 10 de agosto 2011)
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